Algunos de los estudios en los que se usan los rayos X son las radiografías, mamografías o mastografías, tomografías computarizadas y panorámicas dentales. Aunque se realizan de forma diferente con técnicas específicas, todos estos estudios son capaces de mostrar los huesos, tejidos y órganos según la zona de estudio.
Se utilizan generalmente para ayudar a diagnosticar huesos fracturados, para buscar una lesión o infección, y para localizar objetos foráneos en el tejido blando. Algunos de los exámenes por rayos X pueden utilizar un material de contraste a base de iodo o bario para ayudar a mejorar la visibilidad de determinados órganos, vasos sanguíneos, tejidos o huesos.